¿Qué implica la vivienda habitual en la Ley de Segunda Oportunidad?
La vivienda habitual es aquel inmueble donde el deudor reside de forma permanente y que, en ocasiones, está gravado con una hipoteca o avales. Dentro de la Ley de Segunda Oportunidad, la protección o posible exoneración de esta vivienda resulta uno de los aspectos más sensibles para quienes buscan un nuevo comienzo. Esta normativa, diseñada para ofrecer un alivio a personas físicas y autónomos con dificultades económicas, contempla mecanismos para la venta o el mantenimiento del hogar en función de varios factores:
- Importe de la hipoteca: Si la deuda supera el valor de mercado del inmueble, podría pactarse la enajenación judicial y la distribución del remanente.
- Situación de los acreedores: Su grado de conciliación determina la viabilidad de quitas y espera.
- Bienes exonerables: Se analizan otros activos del deudor antes de valorar la vivienda.
- Interés social y familiar: Casos de menores o personas en situación de dependencia pueden recibir un trato diferenciado.
Comprender estos criterios es esencial para anticipar el rumbo del procedimiento y adoptar las estrategias más idóneas. En Solvencia.Online asesoramos para que cada cliente conozca sus derechos y obligaciones al detalle, minimizando sorpresas y maximizando las posibilidades de éxito.
Casos prácticos sobre exoneración de vivienda habitual
A continuación, revisamos tres situaciones reales que ilustran cómo aplicar la Ley de Segunda Oportunidad sobre la vivienda habitual. Cada ejemplo refleja diferentes perfiles de deudor y estructuras de deuda:
1. Autónomo con hipoteca y avales solidarios
María, trabajadora por cuenta propia, acumuló una deuda de 120.000 € por una hipoteca y avales a un familiar que ya no puede hacer frente. Presentó concurso con deudas por préstamos y facturas impagadas. Gracias al procedimiento de segunda oportunidad, logró:
- Subastar la vivienda habitual por 90.000 €, cubriendo parcialmente el crédito hipotecario.
- Exonerar el resto de la hipoteca (30.000 €) y las deudas personales tras un plan de pagos de cinco años.
De este modo, María pudo mantener un alquiler asequible y recuperó la actividad profesional sin la carga hipotecaria inicial.
2. Particular con vivienda y pequeño patrimonio
Juan, empleado con contrato indefinido, tenía una hipoteca de 80.000 € y un coche de segunda mano como único bien adicional. Solicitó la segunda oportunidad por préstamos al consumo y deudas médicas (cerca de 20.000 €). En su caso:
- Los acreedores aceptaron un acuerdo que permitió conservar la vivienda habitual y el coche.
- Quedó exonerado del resto de deudas tras demostrar la imposibilidad real de pago.
Al no contar con otros bienes de valor, Juan protegió su casa y mantuvo su horario laboral, pagando únicamente una pequeña cuota mensual.
3. Pareja con proceso de divorcio y carga hipotecaria
Ana y Luis, divorciados, compartían una hipoteca de 150.000 € sobre su vivienda familiar tras quedarse la custodia de los hijos en favor de Ana. Ante la imposibilidad de afrontar los pagos, se acogieron al concurso de acreedores. El resultado fue:
- Subasta coordinada de la vivienda, aprovechando el mayor valor de mercado (170.000 €).
- Distribución del remanente (20.000 €) para saldar deudas con tarjetas y préstamos.
- Exoneración del saldo insoluto de la hipoteca por mutuo acuerdo entre la entidad financiera y los deudores.
El caso de Ana y Luis demuestra cómo la negociación entre todas las partes –incluidos los acreedores– puede permitir exonerar la vivienda habitual sin dejar a la familia en la calle.
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- Diseñar planes de viabilidad y negociación con acreedores.
- Gestionar todo el proceso concursal, incluida la tramitación de la exoneración o venta de la vivienda habitual.
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